No les tengáis miedo

Lo que se escucha al oído. Realmente no había sombras cuando el Señor les hablaba, ni tampoco conversaba con ellos al oído. Se trata de una hipérbole del lenguaje. Como conversaba con ellos solos y allá en un rincón de Palestina, de ahí que ahora pueda hablar de cosas dichas entre sombras y al oído. Era comparar el modo como entonces los instruía con la libertad de palabras que luego habían de tener y que Él mismo les daría. Porque vosotros –les dice- no predicaréis a una, a dos, o a tres ciudades, sino al mundo entero, recorriendo tierra y mar, lo habitado y lo inhabitado, hablando a cara descubierta y con toda libertad a tiranos y a pueblos, a filósofos y a oradores.

San Juan Crisóstomo. Homilías sobre el Evangelio de Mateo, 34,2.