Desde esta atalaya espiritual, que es el monasterio de Oseira, en donde los monjes cistercienses elevan su constante plegaria a Dios nuestro Padre y a su Hijo Jesucristo, intercediendo por las múltiples necesidades de nuestros hermanos los hombres, envío mi saludo como nuevo superior de este bello monasterio a tantos amigos de nuestra comunidad, que sabemos nos llevan en su corazón y de los que hemos recibido tantas muestras de cariño y admiración.

La vida cisterciense, en su doble vertiente, espiritual y legislativa, está bien consolidada desde los escritos de nuestra Padres Cistercienses y desde las recientes Constituciones renovadas después del Concilio Vaticano II. Esto significa que la sucesión de personas en los cargos de gobierno, nunca debe suponer una “revolución”, sino más bien una continuidad dentro del marco de nuestra vida monástica, respetando siempre las característica peculiares de cada comunidad. Con esto quiero expresar mi deseo de continuar la labor que con tanta competencia y dedicación han llevado a cabo mis predecesores, a los cuales deseo no defraudar.

Estamos en el tiempo de Adviento, tiempo de preparación para celebrar el gozo y la alegría del Señor que viene, para mostrarnos el camino de la salvación, y que recordaremos en la próxima Navidad, en la que como todos los años veremos en el recién nacido Hijo de María y de nuestro Padre Dios, al Salvador que va a propiciarnos el camino de la redención en sus misterios de muerte y resurrección, que celebraremos litúrgicamente en la Próxima Pascua, el 21 de abril del 2019. A todos os deseo unas felices fiestas navideñas y un año nuevo lleno de bendiciones del Señor.

Fr. Enrique Trigueros.