Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida

El camino de la cruz. La cruz de la que se sirvió Cristo para salvar a los hombres es a la vez un misterio y un ejemplo: un misterio en el que se realiza la plenitud del poder divino y un ejemplo que incita a los hombres a ser generosos, pues a los que ha arrancado del yugo de la esclavitud, la redención ofrece aún este beneficio de poder ser imitada. Si la sabiduría del mundo se gloría, en efecto, en el seno de sus errores, de modo que cada uno pueda seguir las opiniones, las costumbres y todas las normas del que ha escogido como jefe, ¿qué tendremos nosotros de común con el nombre de Cristo si no nos unimos inseparablemente a Él, que es, según su propia palabra, el camino, la verdad y la vida? Es decir, el camino de un santo comportamiento, la verdad de una doctrina divina y la vida de una bienaventuranza eterna.

San León Magno.­ Sermones 72,1.