Amor y Espíritu de Verdad

El Espíritu completa la Trinidad. El Señor dijo que el Espíritu es Espíritu de la Verdad y Paráclito. De donde se muestra que en Él la Trinidad es perfecta. En Él el Verbo glorifica la creación, la diviniza, le da la filiación adoptiva y la lleva al padre. El que une la creación al Verbo, no puede pertenecer Él mismo a las criaturas. Y el que da la filiación adoptiva a la creación, no puede ser extraño al Verbo, de lo contrario habría que buscar otro Espíritu para estar en Él unido al Verbo. Pero esto es absurdo. Así pues, el Espíritu no pertenece a las cosas creadas, sino que es propio de la divinidad del Padre, en el cual el Verbo diviniza las cosas creadas. Y en el que la creación es divinizada, no puede estar Él fuera de la divinidad del Padre.

San Atanasio.- Epístolas a Serapión, I, 25, 4-6.