Amad a vuestros enemigos

La virtud de la caridad. Se ordena, pues, la caridad cuando se dice: “Amad a vuestros enemigos”, de este modo se realiza lo referente a la Iglesia de que ya se ha hablado: “Ordenad en mi la caridad”, pues la caridad se ordena cuando se formulan los preceptos de la caridad. Observa cómo Él parte de las cosas más sublimes y coloca la Ley detrás de la bienaventuranza evangélica. La Ley prescribe la venganza de la injuria, el Evangelio ofrece la caridad a las enemistades, la benignidad a los odios, los buenos deseos a las maldiciones, la ayuda a los perseguidores, la paciencia y el favor del beneficio a los hambrientos. El atleta es más perfecto si no siente la injuria.

San Ambrosio.- Exposición sobre el Evangelio de Lucas, 5,73.