Y justamente esta verdad desencadena en mí a partir de ahora un anhelo insaciable de volver a verlo: a él, que no está lejos de mí, solo que yo no he llegado tan lejos como él; un anhelo que se consume de forma tanto más insaciable en cuanto no es anhelo de algo pasado, ya inexistente, o de algo futuro, aún inexistente, sino de algo que existe, porque yo mismo ya lo he experimentado y en ese momento no era algo temporalmente pasado, sino algo eterno que, por un instante, me ha dado acceso a mí, que soy perecible y terreno”

Hans Urs von Balthasar