¿Y quién es mi prójimo?

Todos son nuestros prójimos. Hay quienes creen que su prójimo es su hermano o su vecino o su pariente político o carnal. Pero en el evangelio el Señor nos enseña una parábola en la que se habla de aquel hombre que descendía desde Jerusalén a Jericó… Por tanto, todo hombre es nuestro prójimo y no debemos obrar mal contra nadie. Mas si consideramos como prójimo sólo a nuestros hermanos y parientes, ¿nos es lícito el hacer mal a los extraños? Lejos de nuestra mente dicha idea. Todos somos prójimos mutuamente, pues todos tenemos un único y mismo Padre.

San Jerónimo,- Tratado sobre los Salmos, 14.