Mas he aquí la última noticia del mundo: llega el Poderoso. ¿Adonde irás lejos de su aliento, adonde escaparás de su mirada? No huyas. No temas. No viene con ejércitos. No pretende castigar, sino salvar, para que no digas también ahora: Oí tu voz, y me escondí. Ahí lo tienes: es un niño y sin voz. El murmullo de los vagidos mueve más a compasión que a temor. Puede ser terrible para alguno, mas no para ti. Se hizo niño. Las delicadas manos de la Virgen lo envuelven en pañales. ¿Y aún te da miedo? Reconoce por estos indicios que no llega para maniatarte y perderte, sino para salvarte y librarte. Ya está combatiendo contra tus adversarios; ya está pisando las gargantas de los soberbios y poderosos, porque es la fuerza y sabiduría de Dios.

San Bernardo
Sermón 1 en la Natividad del Señor


Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; lleva a hombros el principado, y es su nombre: Ángel del gran consejo. (Introito de la Misa del día de Navidad)