A quienes les perdonéis los pecados, les son perdonados

Los apóstoles reciben el poder de Cristo. ¡Qué dones tan verdaderamente maravillosos! En efecto, no solo otorga poder sobre los elementos y la facultad de obrar señales y prodigios, sino que también concede la posibilidad de que Dios pueda nombrarles jueces, recibiendo la autoridad que solo a Él le corresponde. El poder de perdonar y retener los pecados solo pertenece a Dios, por lo que los judíos a veces le objetaban esto al Salvador, diciendo: “¿Quién puede perdonar los pecados sino Dios?” (Mc 2,7). El Señor tuvo la generosidad de conceder esta autoridad a quienes le honraban.

Teodoro de Mopsuestia.– Comentario al Evangelio de Juan, 7,20.22-25.