Abandonando el mandamiento de Dios, retenéis la tradición de los hombres

La mezcla del agua con el vino. La tradición de los ancianos judíos, que ellos pretendían observar por Ley, era contraria a la Ley dada por Moisés. Por eso dice también Isaías: “Tus taberneros echa agua al vino”. Indica que los ancianos mezclaban el mandato sobrio de Dios con tradición de agua; esto es, emprendían una ley adulterina y contraria a la Ley. Lo mismo dijo el Señor al preguntarles: “¿Por qué faltáis al precepto de Dios por medio de vuestra tradición?”. No contentos con hacer inútil la Ley de Dios, mediante su prevaricación al mezclar el vino con agua, instituyeron por el contrario la propia ley que aun ahora se llama farisaica. En ella eliminan unas cosas, agregan otras, interpretan otras a su manera; de ella se sirven especialmente sus maestros.

San Ireneo de Lyón.- Contra las herejías 4,12, 1-2.