Jesús ya no respondió nada

La victoria del silencio.- Nuestro Señor se presentó ante Pilato, para defender la verdad agravada. Otros vencen mediante palabras, pero nuestro Señor consigue la victoria mediante su silencio, pues la recompensa debida al silencio divino es la victoria de la doctrina verdadera. Él hablaba para enseñar, mas guardó silencio ante el tribunal. No calló lo que nos engrandecía, y tampoco luchó contra los que le molestaban. Las palabras de sus calumniadores eran como una corona redentora en su cabeza. Su silencio era tal que, callando, todos aquellos clamores hacían más hermosa la corona.

San Efrén de Nisive.- Comentario al Diatesarón, 20, 16.