Si me amáis guardareis mis mandamientos

Después de haber definido y dicho exactamente que a los que le aman se les debe y se les dará el gozar de los bienes celestiales, que suministrará el Padre por medio de El, describe inmediatamente también la fuerza de la caridad y, para que la pongamos por obra, nos la enseña muy bien e irreprochablemente para nuestro provecho. No porque uno diga que ama a Dios obtendrá inmediatamente la gloria del verdadero amor, ya que la fuerza de la virtud no está en las solas palabras, ni la belleza de la piedad para con Dios se expresa con desnudas palabras, sino que se reconoce por las buenas obras y por una actitud de obediente escucha. El cumplimiento de los mandamientos divinos pinta maravillosamente al vivo el amor a Dios y muestra la virtud enteramente viva y verdadera, no esbozada con las solas palabras del lenguaje, como habíamos dicho, sino brillando con los colores luminosos y resplandecientes de las buenas obras.

San Cirilo de Alejandría.- Comentario al evangelio de Juan, 9,1.