El pueblo que yacía en tinieblas ha visto una gran luz

El evangelio es una gran luz. Luz grande es Cristo nuestro Señor y la luminosidad de la predicación evangélica, pero no lo era la ley, que se asemejaba a una lámpara. Por eso siempre ardía una lámpara en el Tabernáculo, por la pequeñez del brillo de la ley, que sólo podía extender su propia luz a los límites judíos. De aquí que los gentiles estuvieran en las tinieblas al no tener esta lámpara luminosa.

San Cirilo de Alejandría. Fragmentos sobre el Evangelio de Mateo, 34.