Una parábola sobre la necesidad de orar siempre

Quienes oran con perseverancia tienen un intercesor ante el Padre. El Hijo de Dios ora por los que oran y suplica por los que suplican; pero no intercederá por quienes asiduamente no ruegan a través de Él, ni defenderá como cosa propia delante de Dios a los que no pongan en práctica su enseñanza de que es necesario orar siempre sin desfallecer. Pues según nos refiere san Lucas, “les proponía una parábola para mostrar que es preciso orar en todo momento y no desfallecer. Había en una ciudad un juez, etc… Y de los que confían en las veracísimas palabras de Cristo ¿quién no arderá en deseos de orar sin desmayo, ante la invitación: “Pedid y se os dará, pues todo el que pide recibe?”.

Orígenes.- Sobre la oración, 10,2.