Sale en busca de la que se perdió

El buen pastor devuelve a la oveja. El buen Pastor te busca; el que abandonó el redil de las ovejas que no se habían perdido. Si tú no te rindes, Él no descansará ni, puesto que ama a los hombres, despreciará el llevarte sobre sus hombros con la alegría de haber encontrado a la oveja perdida. El  Padre está allí y espera tu vuelta después de haberte descarriado. Vuelve, pues, y cuando todavía te encuentras lejos, correrá a lanzarse sobre tu cuello, y te estrechará con abrazos afables, ahora que ya estás purificado por el arrepentimiento… Dice: “En verdad os digo que habrá más alegría en el cielo en presencia de Dios por un solo pecador que se arrepiente”. Y si alguno de los que se creen inquebrantables te acusa de haber ido demasiado deprisa, el buen Padre te defenderá diciendo: “Había que celebrarlo y alegrarse porque esta hija mía estaba muerta y ha sido resucitada, estaba perdida y ha sido encontrada”.

San Basilio de Cesarea.- Cartas, 46,6.