He venido a traer fuego a la tierra

El fuego de la Escritura. Bueno es el amor que posee alas de fuego ardiente para volar por el pecho y el corazón de los santos y que abrasa todo lo material y terreno que encuentra en ellos, y pone a prueba todo lo que es puro y mejora con el fuego todo lo que toca. Este fuego es el que ha mandado el Señor a la tierra y hace brillar la fe, si encuentra devoción, si está iluminada la caridad, si resplandece la justicia. Con este fuego inflamó el corazón de sus apóstoles como atestigua Cleofás, que dice: “¿No ardía dentro nuestro corazón mientras El nos explicaba el significado escondido de las Escrituras?”. Alas de fuego son, pues, las llamas de la divina Escritura.

San Ambrosio.Sobre Isaac o el alma, 8,77.