Dame un corazón amante y comprenderá lo que digo

            Si te das cuenta, se ha dicho aquí: Nadie viene a mí, si no lo atrae mi Padre (Jn 6,44). No pienses que te atrae por la fuerza. Al alma la atrae también el amor. No hemos de temer el reproche que tal vez, a partir de este texto evangélico, puedan hacernos quienes sólo se fijan en las palabras y están muy lejos de comprender lo que ante todo son cosas divinas. Pueden decirnos: «¿Cómo voy a creer yo libremente, si soy atraído?». Respondo: «No sólo te atrae con libertad por tu parte, sino incluso con placer». ¿Qué significa ser atraído con placer? Pon tus delicias en el Señor y él te dará lo que le pide tu corazón (Sal 36,4). Hay también cierto placer del corazón, al que resulta dulce aquel pan celestial. Si el poeta pudo decir: «Cada cual se siente atraído por su placer» (VIRGILIO, Églogas 2); no por la necesidad, sino por el placer, no por la violencia, sino por el deleite, ¿con cuánta mayor razón debemos decir que es atraído a Cristo el hombre cuyo deleite es la verdad, la felicidad, la justicia y la vida sempiterna, todo lo cual es Cristo?

San Agustín.- Comentario al evangelio de San Juan 26,4-7.