Un hombre anuncia al que es más que hombre

5. Porque, pues, era hombre de forma que en él se ocultaba Dios, ante él fue enviado un hombre importante, mediante cuyo testimonio se descubriese que era más que hombre. Y ¿quién es éste? Hubo un hombre. Y ¿cómo éste podría decir la verdad acerca de Dios? Enviado por Dios. ¿Cómo se llamaba? Su nombre era Juan. ¿Por qué vino? Este vino para testimonio, a dar testimonio de la luz, para que todos creyeran mediante é. ¿De qué clase era éste, para dar testimonio de la luz? ¡Algo grande, este Juan; mérito ingente, gran gracia, gran celsitud! Admíralo, sí, admíralo, pero como a un monte. Ahora bien, el monte está en tinieblas, si no se viste de luz. Admira, pues, a Juan sólo de forma que oigas lo que sigue —No era él la luz—, no sea que, por suponer que el monte es la luz, en el monte naufragues en vez de hallar solaz. Pero ¿qué debes admirar? El monte como monte. En cambio, yérguete hacia ese que ilumina el monte que está erguido para esto: para recibir, el primero, los rayos y comunicarlos a tus ojos. El, pues, no era la luz.

San Agustín.- Tratado sobre el Evangelio de San Juan,  2,5.