Los invitados a las bodas

            Todo está listo. Todos los bautizados conocen cuál es la boda del hijo del rey y cuál su banquete. La mesa del Señor está dispuesta para todo el que quiera participar de ella. A nadie se le prohíbe acercarse, pero lo importante es el modo de hacerlo.

            Las Sagradas Escrituras nos enseñan que son dos los banquetes del Señor: uno al que vienen buenos y malos, y otro al que no tienen acceso los malos. El banquete del que hemos oído hablar en la lectura del Evangelio contiene buenos y malos. Todos los que rechazaron la invitación son los malos, pero no todos los que entraron son buenos. Me dirijo a vosotros que, siendo buenos, os sentáis en este banquete, los que prestáis atención a aquellas palabras: “Quien come y bebe indignamente, come y bebe su condenación” (1 Cor 11,29). Me dirijo a todos los que sois así, es decir, buenos que no busquéis buenos fuera del banquete y toleréis a los malos dentro.

San Agustín.- Sermón 90,1.