Puso una cerca alrededor de su viña

           Y mirad, por otra parte, la gran providencia de Dios y la inexplicable indolencia de aquellos. A la verdad, lo que tocaba a los labradores lo hizo Él mismo: poner la cerca en torno, plantar la viña y todo lo demás. Sólo les dejó a ellos un cuidado mínimo: guardar lo que tenían, cuidar de lo que se les había dado. Nada se había omitido, todo estaba acabado. Mas ni aun así supieron aprovecharse, no obstante los grandes dones de Él recibidos. Porque fue así como al salir de Egipto les dio la Ley, les levantó una ciudad, les aparejó un altar; les construyo un templo, “y Él se ausentó”. Es decir, tuvo paciencia con ellos, no castigándolos siempre inmediatamente por sus pecados. Porque esta ausencia significa la inmensa paciencia de Dios.

San Juan Crisóstomo.- Homilías sobre el Evangelio de Mateo, 68,1.