Un hombre tenía dos hijos

            Los dos hijos. ¿Quién es este hombre, sino Dios, que creó a todos los hombres y los ama con afecto paterno; que, siendo Señor, prefiere que lo amen como a un Padre a que lo teman como a un Señor? Por estas razón, el primer mandamiento de la Ley no dice: “Temerás al Señor tu Dios con todo tu corazón”, sino “Amarás”. Pedir ser amado por los hombres no es propio de señor sino de padre.

            “Tenía dos hijos”. Uno era el pueblo de los gentiles, el otro el de los judíos. El hijo mayor era el pueblo de los gentiles; el menor, el de los judíos; pues los gentiles proceden de Noé, mientras que los judíos proceden de Abrahán. “Dirigiéndose al primero, le mandó: Hijo, vete hoy a trabajar en la viña”. “Hoy”, es decir, en el tiempo de este mundo. ¿De qué manera habló a sus hijos? No a la cara, como un hombre, sino en el corazón, como Dios. El hombre hace oír la palabra en los oídos; Dios, sin embargo, sugiere inteligencia en las mentes.

Anónimo.- Sobre el Evangelio de Mateo, 40. (PG 56, 849).