Salió al amanecer a contratar obreros

El hombre, dueño de la propiedad, es Cristo, para quien el cielo y tierra son como una única casa. Su familia es la multitud de criaturas, tanto celestes como terrestres. Construyó una casa de tres pisos, es decir, infierno, cielo y tierra, para que sobre la tierra vivieran los que combaten, en el infierno los vencidos y en el cielo los vencedores. A nosotros nos puso en medio para que peleemos, no para bajar con los que están en el infierno, sino para subir con los que están en el cielo. Y para que no ignores lo que debes rechazar o lo que has de seguir, habitando entre luz y tinieblas, se te ha dado a gustar, en cierto modo, ambas cosas: la noche del infierno y la luz del cielo.

Anónimo.- Comentario sobre el evangelio de Mateo, 34.