Comparación entre el cielo y el comerciante de perlas

También se dice que es semejante el reino de los cielos a un comerciante que anda en busca de buenas perlas, y hallando una muy preciosa, vende cuanto tiene y la compra; porque quien llega a conocer perfectamente la dulzura de la vida celestial, en cuanto es posible, abandona con sumo gusto todo cuanto amaba. En comparación de aquella, nada tiene valor, y el alma abandona todo cuanto había adquirido, derrama todo cuanto había congregado, se enardece con el amor de las cosas celestiales, no siente placer en las cosas terrenas y considera como deforme todo lo que le parecía bello en la tierra, porque sólo brilla en el alma el resplandor de aquella perla preciosa. Acerca de este amor dice Salomón: “El amor es fuerte como la muerte” (Cant. 8,6); porque así como la muerte quita la vida al cuerpo, así también el amor de la vida eterna mata al amor de las cosas corporales. El que está perfectamente posesionado de este amor, queda como insensible a los deseos terrenos.

San Gregorio Magno.- Homilías sobre los Evangelios, 11,2.