Id, haced discípulos de todas las naciones

¿Qué dice, pues, el Señor a la vista de sus apóstoles? “A mí me ha sido dada toda potestad en el cielo y en la tierra”… Nuevamente habla con ellos un poco a lo humano; pues todavía no habían recibido el Espíritu Santo, que era el que había de elevarlos. “Marchad, pues, y haced discípulos míos en todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado… Lo que Él había mandado, parte se refería a la doctrina, parte a los preceptos. Y notemos que aquí no hace mención alguna de los judíos, ni saca a relucir el pasado, ni reprende a Pedro por su negación, ni a ninguno de los otros por su fuga. Lo que sí les manda es que vayan por todo el orbe de la tierra, encomendándoles la enseñanza cristiana esencial: el bautismo.

Luego como la tarea que les mandaba era muy grande, con el fin de levantar sus ánimos, les dice: “He aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta la consumación de los siglos”… Y no dice que estará solamente con ellos, sino que también con todos los que después de ellos había de creer. Porque los apóstoles no habían de durar hasta la consumación de los siglos.

San Juan Crisóstomo.- Homilía sobre el Evangelio de San Mateo, 90,2.