1. CENTENARIO.
Vamos a destacar algunos acontecinmientos más salientes acaecidos durante los setenta y cinco años. Iniciamos las efemérides por San Bernardo que, a pesar de que no sea el fundador de la orden cisterciense, sino la figura prócer de ella, que la consolidó y propagó incansablemente por los principales países europeos, es honrado en el mismo rango que los fundadores, aún cuando su radiante figura es superior a ellos por haber sido más notables su actuación en Europa. Precisamente Galicia es la región española que más le debe, por haber sido monjes de Claraval los que fundaron casi todos sus monasterios. Bien merece que le dediquemos aquí una breves pinceladas reseñando lo más notable de su vida Nacido en Fontaines - Borgoña, Francia- en el año 1090, su padre Tescelín, era un caballero que a la nobleza de sangre unía bienes considerables de fortuna. Al tratar de de tomar estado, puso los ojos en Alicia, hija de Bernardo de Montbard y de Humberga de Riceys -descendientes de los Duques de Borgoña- joven rebosante de bellas prendas personales.
Dios bendijo aquel hogar privilegiado, concediéndoles siete hijos: Guido,Gerardo,Bernardo, Humbelina, Andrés, Bartolomé y Nivardo. Todos juntos sirvieron de protagonistas de aquella aventura singular divulgada por el padre Raimond en La familia que alcanzó a Cristo, obra que ha dado la vuelta al mundo y siempre se ha leído con mucho fruto y quizá hoy sea más necesaria que nunca, debido a la gran crisis moral por la que atraviesa la familia cristiana. Dicen que Alicia acostumbraba ofrecer a Dios sus hijos -al poco tiempo de nacer- por medio de la Santísima Virgen, devoción que produjo magníficos resultados. Yo no encuentro otra explicación al hecho llamativo de que los siete hermanos abrazaran la vida consagrada y figuren varios en el catálogo de los santos.
Mientras vivió su madre, Bernardo podía descansar tranquilo, porque velaba continuamente sobre él, procurando que sus costumbres se mantuvieran a raya, habiendo correspondido él fielmente a sus desvelos.. Guillermo de Saint Thierry -uno de sus mejores biógrafos- habla de que sus costumbres eran tan angelicales, que llamaba la atención de todos, caso infrecuente en un joven de brillantes cualidades físicas y morales. Pero Habiendo experimentado los grandes peligros que en el mundo asedian a los jóvenes, sintió inclinación a alejarse de él, poniendo los ojos en una orden austera que acababa de aparecer a fines del s. XI siguiendo íntegramente la regla benedictina. La hanía puesto en marcha Roberto de Molismo seguido de un grupo de compañeros que en 21 de marzo de 1098 se retiraron a en un paraje solitario llamado Cîteaux -Císter en español-, echando los cimientos del nuevo monasterio que se convertiría en cabeza de una nueva orden que sería célebre en los fastos de la Iglesia.
Los primeros años de vida en Císter estuvieron presididos por una pena angustiosa: no entraban nuevos pretendientes, antes huían horrorizados del rigor a que vivían abrazados aquellos penitentes de Cristo; mas Dios suscitó una auténtica lluvia de vocaciones en el momento que Bernardo de Fontaines se decidió a dejar el mundo y encaminar sus pasos hacia aquel desierto. No sabemos cómo Bernardo se puso en contacto con el abad Esteban y logró su admisión en Císter, pero no llegó solo, sino en compañía de un cortejo de treinta compañeros que logró catequizar para Cristo, abrazando todos la vida religiosa con ansias de verdadera entrega. Todos fueron fieles a la llamada y perseveraron en la vocación. Después del ingreso de Bernardo en Císter, las vocaciones continuaron afluyendo sin cesar hasta el punto de que ya en 1113 fue preciso hacer la primera fundación en la Ferté: al año siguiente surgía la segunda, Pontigny, y en 1115 salía la tercera, Claraval, a cuyo frente puso san Esteban a Bernardo, recién salido del noviciado, con solos 25 años.
Los tres años transcurridos en Císter, en la escuela de Esteban Harding, fueron suficientes para forjar en Bernardo una espiritualidad sólida que se iría consolidando en el correr de los años. Sus enseñanzas eran fruto de meditación asidua de la palabra de Dios, por medio de la contemplación de los misterios de nuestra fe. Cumplía a maravilla el significado del lema característico de los contemplativos: Contemplata aliis tradere, ofrecer a los demás el fruto de la contemplación. La doctrina brindada a sus hijos era eso, resultado de la rumia constante de la palabra divina que la convertía en vida propia, y de la fidelidad al soplo del espíritu, que se derramaba efusivo en su alma por medio de abundantes gracias. Por eso sus escritos conservan un frescor perenne y siguen impactando a las almas que se acerca a ellos.El tiempo demostró el acierto de elegirle para capitanear aquel grupo de monjes que echaron los cimientos de aquella abadía, una de las instituciones monásticas más extraordinarias de todos los tiempos. El joven abad llegaría a ser una auténtica lumbrera de la Iglesia, el hombre más popular del siglo XII.
Claraval sería durante siglos foco potente de irradiación espiritual, cuyo benéfico influjo se extendió a toda Europa. San Bernardo inmortalizó su abadía: es el gran propagador del monacato en el s. XII, el reformador de costumbres, la personificación más genuina de la orden. A su lado se forjaron legiones de monjes que llevarían a todas partes un considerable bagaje de experiencias en los caminos de Dios, así como en el campo de la cultura, del arte y en el trabajo agrícola. La labor colonizadora de los monjes del Císter puede considerarse entre las más brillantes y llamativas que se han visto en la Europa medieval. Su vida continuó fecunda para toda la Iglesia hasta el instante de su muerte, acaecida en Claraval, el 20 de agosgto de 1153.
Al cumplirse 800 años de este evento, no era posible pasara inadvertido para sus hijos este hombre, que es calificado como el “más grande del siglo XII, propagador incansable de la orden del Císter, Consejero de Papas y reyes, defensor constante de la verdad, de la justicia, y de los derechos del Vicario de Cristo, firme columna de la Iglesia, predicador de la segunda Crfuzada, pacificador de pueblos, “oráculo de Dios”, en los concilios, “Angel tutelar de su época”. Se celebraron actos conmemorativos del mayor esplendor no sólo a nivel de los monasterios, sino que incluso también en las altas esferas de los estados. Oseira, fundadición directa de Claraval, el 23 de agosto se vistió con sus mejores galas para solemnizar tan fausto acontecimiento. Se concentraron en el monasterio las autoridades eclesiásticas y civiles de las zona, tanto de Orense como de las principales ciudades de galicia. Pasamos por alto los actos litúrgicos que se celebraron con el mayor esplendor.
Dejamos a un lado las exposiciones hechas tanto en el monasterio como en Orense y algún otro sitio, centrándonos únicamente en los actos culturales que tuvieron lugar Oseira a través del año centenario. El monasterio de Oseira, primera fudación cisterciense en Galicia,realizada por monjes de Claraval, el 23 de agosto se vistió de sus mejores galas para solemnizar el VIII centenario de su fundador san Bernardo. En ese día acudieron todas las autoridades eclesiásicas y civiles de Ourense, así como diversas personalidades de Galicia, con el fin de sumarse a los monjes blancos en homenaje al Doctor Melífluo. A las once de la mañana se celebró la Misa solemne, presidida de pontifical por el prelado ourensano, Dr. Angel Temiñño sáiz, ocupando sitios de honor en el crucero el gobernador civil y otras autoridades, a los que acompañaban multitud de ueblo.Los monjes, alineados en el coro y acompañados por una gran multitud de sacerdotes amigos y comarcanos, interpretaron la Misa del Santo con sus preciosas melodías gregaorianas. Finalizada la Misa, el Dr. Temiño, después de la triple bendición se dirigió a la multitud por medio de una oración sagrada dirigida a los asistentes que llenaban las naves del templo, desarollante con maestría las enseñanzas del Santo, poniendolo como modelo a imitar. Hablo de la vida conemplativa, considerándola como “pararrayos” d la humanidad ante la divina Justicia, tan ofendida por doquier, mostró su admiración por la grandiosidad del templo que apenas conocía por llevar poco tienmpo en Ourense, considerándolo fruto del ingenio y la fe firme de aquellos monjes medievales que tanto hicieron por Galicia y Euroa. Seguidamente en la antigua biblioteca, transdormada en salón de actos, tuvo lugar la primera conferencia del ciclo organizado con motivo del Centenario. El Rvdo. Padre Prior hizo la presentación del ilustre conferenciante, don Ramón Otero Pedrayo, catedrático de la facultad de filosofía y letras de Santiago. El elocuente conferenciante, con palabra cálida y avasalladora, disertó sobre el Císter, sobre San Bernardo y su siglo. Sus frasess fuidas y llenas de vida fueron trazando paisajes bellísimos de la reografía cisterciensse, tan íntimamentente ligada a su profunda espiritualidad que alentó a los discípulos del abad de Claraval, ya que ellos fueron los más destacados colonizadores de nuestra patria recientemente arrancada de manos de la morisma.. Al terminar, una prolongada salva de aplausos las últimas palabras del elocuente conferenciante. No es posible descender a rememorar otros acontecimientos relacionados con estas fiestas jubilares que envolvieron la comunidad de Oseira,orientadas a homenajear al más grande de los monjes, del Císter. humanamente hablando. En todos quedó un grato recuerdo de este evento, el más importante celebrado duranto los veintitrés años que llevaba la comunidad ocupando el monasterio, cuyas ruinas gigantescas seguían clamando al cielo, pues apenas se habían recibido ayudas del estado.
ÚLTIMO CAPÍTULO
Nos referimios a la Crónica del hermano Pablo García Gorriz, tan vinculado a Oseira desde los primeros tiempos, del que hemos ofrecido atrás su semblanza. Fue un hermano que en San Isidro de Dueñas se incorporó al grupo de funadores franceses-españoles y se mantuvo en Oseira durante los primeros años, prestando inestimables servivios, porque aun cuando era hermano lego, tenía una cultura destacada, que en medio de monjes extranjeros, ignorantes del español, la mayoría de ellos, él era el que más actividad desarrollaba. A él se debe –como ya dijimos- la primera guía hecha en 1932, que mereció varias ediciones y aún hoy se busca con notable interés, porque viene a ser una especie de pequeña historia, una especie de cajón de sastre en el que lo que más abundan son las noticias sobre la orden del Císter, en su mayoría ajenas al monasterio.
Regresó a san Isidro en 1940, al cabo de diez años, volvió a Oseira en dos ocasiones pero por breve espacio de tiempos. Por tercera vez volvió en 1957 para pasar dos meses, y tuvo la ocurrencia de reanudar la crónica de la casa, interumpioda durante casi veinte años. Comienza diciendo la edad que tiene, 72 años y cuatro meses, habla de que se halla enfermo de estómago y cómo le encargaron allí de la secretaría. Luego pasa a referir algunos acontecimientos y estado de la comunidad. Refiere el detalle de que en 1941, volvió a Oseira en compañía de dom Buenaventura Ramos, el nuevo abad de la casa, con objeto de que la Sta. Carmen R. de Legísima para que le hiciera un cuadro al oleo a fin de poderlo colocar en la sala capitular de la casa, como así lo hizo “magistralmente bien”, cobrando por él 6.000 pesetas. No fue caro. Pasamos todo un día en el pazo de Lousado, posando Dn Buenaventura ante la pintora y el caballete”.
Siguen algunas noticias. El año 1953, centenario de la muerte de San Bernardo, se restauró la torre de la iglsia, lado izquirdo, que fue decapitada el año 1927 por por un rayo. Costó la restauración 70.000 pesetas. Todos los tècnicos aseguran que fue una bicoca. Es que administró los fondos la comunidad y por eso se hizo mucha obra con poco dinero. Posteriormente se renovó todo el tejado de la iglesia. ..Y cuando escrito esto, se acaba de terminar el tejado del torreón Este-Sur . Como el estado restauró los dos ángulos del msmo torreón sólidamente, la Comunidad ha construído el tejado magistralmente bien. Primero se hizo una bóveda de ladrillo y cemento. Y sobre ella, arcos de los mismos materiales, sobre los cuales se ha emplazado otra bóveda que soporta el tejado. Como ni el ladrillo ni el demento se carcomen y son incombustibles, hay tejado para siglos. De la misma manera se va a hacer el tejado del antiguo oratorio de enfermos, siglo XVII, y se espera una ayudita para poner tejado al claustro contiguo, lado sur del patrio de los pináculos que urge mucho, si quiere salvarse de una ruina inminente. Habla a continuación del estado de la comunidad, presidida por el padre Ernesto Chazalón, y formada por diez sacerdotes, dos subdiáconos, a los cuales hay que añadir un solo hermano converso de votos solemnes, el Hno. Eloy, al cual tributa un gran elogio, diciendo de él “que es una verdadera alhaja”. Efectivamente, vivió y murió con fama de santo, según hemos insinuado en su semblanza.
Añade unos datos acerca de los negocios temporales, que según el cronista, “van relativamente bien. El año 1955 se puso fábrica de chocolate. Lo hacem bueno y se vende bien. No hay novedades especiales que relatar. La comunidad es joven, pues el de más edad es el R.P. Prior, que tiene actualmente 54 años. Siguen unas notas de tema político, que pasamios por motivo de que hoy se abomina de todo ello, pero sólo por aquellas personas que vivieron aquellosa tiempos. La historia, maestra de la vida, será la que juzgue con objetividiad todos esos acontecimientos. Como remate de la crónica del Hº Pablo, queremos ofrecer aquí una especie de pasquín o manifiesto que acaba de caer en nuestras manos, redactado por él , único que dominaba entonces con perfección el español. Eran los meses de verano de 1930 cuando difundió en todos los ambientes el siguiente escrito que copiamos íntegramente. Lleva por título: A la noble Galicia: “Ya pronto va a hacer un año que los Religiosos Cistercienses llegamos a Osera para emprender una ob ra gigantesca a la que nadie, hasta la fecha, se atrevio a poner mano: la restauración del famoso “Escorial gallego”, emprendimos la tarea con miedo y entusiasmo a la vez. Con miedo, porque comprendimos que era atrevida empresa, obra de titanes; con entusiasmo, porque nos considerábamos dichosos en ser festinados a sacar de las garras del abandono, de la incuria y de la intemperie este grandioso cenobio, una de las principales joyas aruitectónicas de Galicia. Pusimos mano a la obra, y a pesar de mil dificultades y no obstante el crudísimo invierno pasado, no hemos perdido el tiempo. Hoy día ya es mu7y otro el aspecto dfeel antiguo monasterio; los tenados destruídos, ya están parcialmente reparados; los pisos hundidos, ya están levantados; los ventanales ya armados con marcos y cristales. Osera vuelve paulatinamente a la vida y la fase incipiente de su metamorfosis es una hermosa realidad.
Mucho nos ha animado en el rudo trabajola simpatía gheneral de las pobres gentes que nos rodean, así como la visita de centenares y miles de cultos turistas que con sus palabras y ferviente entusiasmo nos han sostenido e infjundido valor. ¡A todos desde estas sencillas líneas, nuestras más sinceras y efusivas gracias! Pero la obra comenzada está aún a muchs distancia de su término, Todos, por mediana que sea su cultura, comprenden que es labor de muchos lustros, que es laobor que exige paciencia terca, constancia incansable y...muchas pesetas. Por eso nos dirigimos a los hijos de esta noble y simpática tierra gallega en demanda de socorro moral y material, rogándoles a todos, ricos y pobres, y de un modo particullar a los amantes de su terriña... que se acuerden de nosotros al hacer el presupuesto que han de destinar a obras de cultura, de arte y de caridad.
Toda Galicia, España entera , la generación contemporánea y las generaciones futuras, al contemplar el hgrandioso “Escorial gallego, salvado del exterminio y devuelto a la vida, han de bendecir los nobles esfuerzos de los iniciadores y de los bienhechores de su gloriosa restauración. Analiza esta página encantadora y realista enumerando las gracias espirituales que los monjes ofrecerían en compesanción por todos aquellos que se dignaran acoger esta llamada cooperando, en la medida de sus posibilidades a prestarles ayuda económica a gran escala. Las pasamos por alto.
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